Un poco de documentación...
Para una aproximación a la rave vamos
a proceder, cumpliendo con lo que se nos propone,
a realizar una revisión de algunos artículos que podemos
encontrar en la red sobre el hecho a estudiar.
Hemos seleccionado una variedad de
textos que a nuestro parecer, reflejan las principales líneas de
investigación a las que se ha prestado atención a la rave como
fenómeno. Unos analizan las relaciones de género, otros,
describiendo las concepciones de espacio y tiempo y destacando su
potencialidad política. En general, todos los artículos que vamos a
presentar, comparten una característica común y es la visión
optimista del hecho, y más que eso, la sobrevaloración de alguna de
sus dimensiones.
Síntesis: El ilegal rave de Ilardi (
http://www.ccapitalia.net/reso/articulos/dance/illegalrave.htm)
y la rave como rizoma ( http://rave-rizoma.blogspot.com
).
Una rave implica para muchos una
territorialización, con una finalidad política según Ilardi, que
podría cuestionarse , y que, según nos dice este italiano, se opone
a las dinámicas de producción-consumo: poniendo como ejemplos el
hecho de que la rave se realice en una fábrica, con la carga
simbólica que implica esto, sobretodo si tenemos en cuenta a la
fábrica no como un lugar sino como una institución central de la
sociedad moderna. Nosotros somos de la opinión de que esto que
Ilardi propone no puede enunciarse como regla, sino más bien como
potencialidad, es por ello que no dudamos del hecho de que puedan
existir raves con potencialidad política, y que se opongan a las
dinámicas de porducción-consumo, pero no obstante, esto dependerá
de como se produzca esa reterritorialización de la cultura y de las
subjetividades en el contexto social concreto.
Por ello, si hablamos de una rave, que
se articula en una zona cercana a una ciudad que posee un
mercado nocturno (discotecas, salas de conciertos) aparentemente
plural y concurrido, donde los medios para producir el evento se
concentran en manos de aquellos que trabajan en el mercado de la
noche, es de esperar cierta lógica instrumental de maximización del
beneficio por parte de éstos, y también que el hecho
pueda concebirse como una expansión del mercado negro, que cubre
aquello a lo que el mercado no llega, donde no obstante tiene lugar
unos intercambios sociales desiguales típicos de lógicas de
producción y consumo hegemónicas.
Entonces, esquematizando para no irnos
por las ramas, la territorialización de una rave implica dos
factores, como señalan Ilardi y otros: de una concepción del tiempo
y del espacio particulares, y ésto se da incluso en aquellas raves
como las descritas en el párrafo anterior. Y quizás sea una
característica transversal a todas las raves.
El tiempo aparece como congelado, o más
bien, relativizado, en la medida en que escapa a los tiempos sociales
establecidos, otorgando (en mayor o menor medida) la posibilidad de
construir los tiempos sociales en la rave subjetiva y libremente, sin
imposiciones externas al individuo. Así como el espacio se
manifiesta como un territorialización de una potencia emocional
subjetiva, y como una liberación de ese territorio da pie a la
posibilidad de un nuevo “contrato social” entre
los participantes.
Bien, esto es el ideal utópico
normativo. Pues esto se presenta como pontencialidad y no como hecho,
sí, es cierto que puede darse, y que esto significaría un potencial
político de la rave en cierta medida, si esto conllevara prácticas
colectivas, modos de estar en colectividad capaces de oponerse al
arbitrio cultural y a las relaciones de intercambio social
dominantes.
Síntesis: la visión psomoderna y las relaciones de género (documento base del comentario: http://www.bdigital.unal.edu.co/2635/. Tesis de Montenegro.
En el trabajo del antropólogo
Montenegro encontramos un acercamiento al hecho desde una visión
posmoderna: “Los principales ingredientes de este tipo de fiestas
son la música techno y el baile, además del consumo de drogas
sintéticas, aunque algunos de sus asistentes no las usan. Es a
partir de la fiesta, como lugar de encuentro, donde se proporciona el
lugar de experimentación para la conformación de la escena techno.
Es allí donde se crea y se recrea la música y la estética ” .
Es sin duda una visión restringida de
la rave, que ya desmiente Ilardi en el articulo anteriormente citado
: "La cultura techno [..] no sería nada más que el resultado
del sincretismo de sonidos electrónicos y los ravers a su vez una
hibridación entre modas pop, cyberpunk, psicodélica, un poquito de
reggae, un puñado de cultura india, añadir hip-hop, hippie, algo de
mayo francés, mezclarlo todo y…. El error es considerar las
culturas juveniles solo en su aspecto superficialmente estético y
otra vez poner todo al mismo nivel sin matices. Que vivimos en un
sistema cultural sincrético es evidente; se trataría de analizar
además dónde, cómo y quién produce sincretismos.
Pero lo que realmente nos interesa de
éste autor es el análisis de género que hace de la rave. Para
Montenegro el hecho rave “cuestiona, en la práctica, la
heterosexualidad obligatoria. En el rave hay cabida para otras
sexualidades, otras formas de ser y estar en el mundo, distintos a
los hegemónicos”. En nuestro trabajo, en contra de ésta forma de
ver optimista aquí descrita, analizaremos, en una entrada
posterior, los mecanismos de reproducción del patriarcado,
semejantes a los que funcionan en el mundo de la noche, existentes en
la raves, y como se potencia, en algunos casos, la participación de
una “mujer florero” que acompaña
a la fiesta.
Si
bien es cierto lo que
dice Montenegro de que no
producen rechazo (al menos
manifiesto) las conductas
que se salgan de la
heterosexualidad obligatoria,
debemos decir que tampoco
ésta se cuestiona, sino que, a nuestro parecer, se amplía la forma
de ver la sexualidad a cuatro etiquetas : heterosexual, lesbiana, gay
y bisexual. Con esto queremos decir que son reconocidos e integrados
aquellas personas que se identifiquen con cualquiera de las
anteriormente mencionadas tendencias sexuales, pero ésto no supone
la superación total del
patriarcado, sino el hecho
de que sea posible que se de ser de sexo hombre y tener un rol
femenino. Digamos más bien, que el patriarcado sólo se supera en el
margen de la cuestión sexual, ya que los roles femenino y masculinos
se siguen distribuyendo en las relaciones sociales dadas en el hecho.